Come back, again

El momento exacto en el que te das cuenta de que tus vacaciones terminan en cuestión de días u horas, no es el momento en que ves a la gente que llevas prácticamente todo el verano sin ver, sino cuando tienes que acercarte a la papelería más cercana y hacerte con la agenda de turno en la que apuntarás exámenes, prácticas o salidas con el grupo al que acabas de incorporarte sin saber aún cómo ni por qué. Es en ese preciso instante en el que te das cuenta que la realidad de la lejanía de la ciudad que vive de noche y esta tranquila de día, cambia por todo lo contrario, una ciudad que vive de día para descansar al caer la noche.

De nuevo los horarios de clase, de los trenes y autobuses; la gente que lelga tarde; el reloj que marca más lento el tiempo de lo normal; trabajos;saber en qué día y mes vives… Todas esas cosas son las que verdaderamente te dicen que has vuelto a la realidad que el verano te ha ocultado durante prácticamente dos meses, eternbos, soporíferos y magníficos.

Creo que tenemos el verano sobrevalorado y sobreestimado, ya que el ser humano es un ser de hábitos y que se adapta a las circunstancias que le rodean, por eso no preocupa saber que dentro de tres días debo volver a la realidad de todos los años. ¿Por qué no somos capaces de recordar de un año para otro lo mal que lo pasamos al volver de vacaciones?

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